ATLAS LINGÜÍSTICO (Y ETNOGRÁFICO) DE CASTILLA - LA MANCHA

 

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SOCIOLINGÜÍSTICA EN EL ALECMAN

 

Francisco Moreno Fernández y Pilar García Mouton

 

Publicado en R. Penny (ed.), Actas del I Congreso Anglo-hispano, Madrid, Castalia, 1993, pp. 139-149.

 

 

1.- Sociolingüística y geolingüística.

La integración de materiales geolingüísticos y sociolingüísticos ha sido uno de los problemas metodológicos que más ha interesado en la elaboración de atlas lingüísticos durante los últimos años. Los problemas prácticos que se plantean son muchos y las dificultades teóricas que surgen a veces son importantes. A ello hay que añadir las inevitables limitaciones derivadas de la escasez de dinero y los márgenes de tiempo impuestos por la razón, que suelen limitar considerablemente los logros proyectados con planteamientos científicos. Sin embargo, en principio creemos que cualquier esfuerzo encaminado a incluir información sociolingüística en un atlas resulta enriquecedor.

Hoy no se pone en duda que la variación lingüística se manifiesta, al menos, en tres dimensiones, según ha señalado Eugenio Coseriu (1981): una diatópica, una diastrática y una diafásica. La función principal de un atlas lingüístico es dar cuenta de la primera de ellas, lo que no supone negar la existencia o el valor de las otras dos. La sociolingüística, por su parte, se ocupa de analizar cómo funciona la diastrática, sin que por eso se desprecie cualquier elemento de interés que pueda aportar la geografía. En cuanto a la variación diafásica, aún no se ha creado un complejo epistemológico que la investigue en todos sus detalles, sin embargo ha sido objeto de atención - eso sí, algo precaria- por parte de la pragmática o de la misma sociolingüística (Moreno 1990, 61-69).

En la incorporación a los atlas de alguno de estos parámetros debe distinguirse entre la integración de materiales lingüísticos y materiales sociales, por un lado, y la integración de las metodologías geolingüística y sociolingüística, por otro. Hasta el momento, se ha conseguido integrar datos procedentes de la diatopía y de la diastratía. El Atlas Italo-Suizo de Jud y Jaberg (1928-1940) supuso un precedente que se ha visto continuado en numerosas obras (piénsese, por ejemplo, en los atlas regionales españoles (Alvar 1973, 55-89), en el Atlas Lingüístico de México (Lope Blanch 1991), o en el proyecto de un Atlas Lingüístico Diatópico y Diastrático del Uruguay (Thun, Forte & Elizaincín 1989).

A pesar del éxito de las empresas que han pretendido cumplir ese objetivo, creemos difícil dudar de que, si los atlas lingüísticos son el medio más adecuado para estudiar la variación geolingüística (en ellos todo está pensado para recoger formas de decir "lo mismo" en sitios distintos o para estudiar los nombres que reciben cosas diferentes), la sociolingüística está demostrando ser la vía más rigurosa para dar cuenta de la variación diastrática (en ella se confiere a lo social protagonismo teórico), aunque sean muchos todavía los problemas que deban solucionarse.

La integración de dos disciplinas diferentes, como son la geolingüística y la sociolingüística, presenta unas dificultades cuya solución práctica, no tanto teórica, resulta muy complicada. Los objetivos, métodos y técnicas de la geolingüística no son los mismos que los de la sociolingüística, aunque compartan parcialmente el objeto de estudio y aunque los obstáculos que supone "conseguir información organizada de un hablante" sean similares. Una cosa es integrar dos objetos de estudio, afines y coincidentes en este caso, y otra distinta integrar dos disciplinas. No obstante, siempre cabe la posibilidad de yuxtaponer, coordinar y complementar los resultados que faciliten dos formas diferentes de estudio.

El Atlas Lingüístico (y etnográfico) de Castilla-La Mancha, aparte de lo esperado en cualquier obra de estas características, intenta cumplir un doble objetivo: 1.- recoger e integrar materiales de naturaleza dialectal y de naturaleza sociolingüística, igual que se ha hecho ya en otros atlas españoles, aunque con fines y técnicas diferentes; 2.- coordinar y complementar una metodología geolingüística con una metodología sociolingüística. La finalidad de las páginas siguientes es explicar cómo estamos cumpliendo esos objetivos.

 

2.- El ALeCMan.

El proyecto del ALeCMan fue presentado en abril de 1987 dentro del 'I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española' (García Mouton & Moreno Fernández 1988a). Pretende ser un atlas que se sume a los atlas regionales españoles ya publicados, una aportación más para llegar a completar la geografía del español de España mediante atlas lingüísticos regionales, enmarcados todos ellos por el Atlas Lingüístico de España y Portugal.

En el ALeCMan se recogen materiales fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicos de las cinco provincias españolas que forman la región de Castilla-La Mancha: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. La selección de puntos se ha realizado teniendo en cuenta la división del territorio en áreas de dominación socio-económica y la densidad de población. El número de localidades encuestadas es de 161, lo que supone un punto por cada 492 Km2. y por cada 10.112 habitantes, cifras equiparables a las manejadas en otros atlas regionales de España, si se valora que Castilla-La Mancha posee una densidad de población de tan sólo 21 habitantes por Kilómetro cuadrado.

En cada municipio se encuesta a dos informantes principales, un hombre y una mujer. Sus características sociológicas son las más adecuadas para completar el cuestionario y garantizar la homogeneidad de la información recogida: se trata de personas nacidas en la localidad, que han residido casi siempre allí, con una edad comprendida entre los 55 y 65 años y conocedoras de las actividades laborales del pueblo, así como de sus costumbres, fiestas, etc. Encuestamos dos exploradores, uno a cada uno de los informantes.

El cuestionario está dividido en dos volúmenes (García Mouton & Moreno Fernández 1988b): el primero de ellos se pregunta al hombre y el otro a la mujer. En estos cuestionarios, el léxico se ha fragmentado, destinando al hombre el más relacionado con las actividades agrícolas y ganaderas y a la mujer, el del ámbito doméstico y el mundo de las creencias. La fonética, la morfología y la sintaxis se preguntan de idéntica forma a los dos informantes, aunque para la primera estamos presentes, en ambas encuestas, los dos exploradores. El conjunto de los cuestionarios está formado por 3.714 preguntas, cuyas respuestas se anotan, casi en su totalidad, en transcripción fonética.

La encuesta se realiza a lo largo de un día (sin contar el tiempo destinado a los preparativos). Después de rellenar los cuestionarios, se mantiene una conversación de unos 45 minutos con cada informante, para recoger así más materiales que permitan enriquecer el apartado de sintaxis. La parte del cuestionario destinada al estudio fonético se graba ííntegramente.

Por último, aunque subordina cualquier tipo de intereses a lo lingüístico, el ALeCMan no renuncia a todos aquellos aspectos etnográficos que se encuentran tanto al completar las preguntas del cuestionario como al realizar las grabaciones. No en vano lo etnográfico está enraizado en la tradición misma de la metodología geolingüística de la que somos continuadores.

 

3.- Generalidades sobre la metodología sociolingüística.

Se ha señalado al principio que el ALeCMan pretende cumplir dos objetivos, en cuanto a la incorporación de materiales sociolingüísticos. El primero de ellos, recoger e integrar materiales de naturaleza dialectal y de naturaleza sociolingüística. La forma en que intentamos cumplirlo ya ha quedado parcialmente apuntada: en cada localidad (161) encuestamos a un hombre y una mujer. En otros atlas lingüísticos se ha atendido también a factores sociales como la edad o el nivel sociocultural, que siempre resultan enriquecedores, pero hacerlo así supone plantear unos problemas de polimorfismo o variación lingüística que tienen difícil solución a la hora de cartografiar y, después, para interpretar correctamente los materiales; además sólo un estudio sociolingüístico, con metodología específicamente sociolingüística, es capaz de revelar una dimensión realista, no aproximada, de lo social en una comunidad de habla. Se atenderá, por tanto, a lo social allí donde lo social es más relevante: en los núcleos urbanos. Sin embargo, en este punto y con este fin, somos partidarios de acudir a la metodología sociolingüística y de coordinar sus resultados con los que aporta la geografía lingüística. Aquí está nuestro segundo objetivo.

El ALeCMan ofrecerá los resultados del estudio sociolingüístico de siete ciudades castellano-manchegas: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Puertollano, Talavera de la Reina y Toledo. En el año 1987 presentamos las bases metodológicas de la investigación sociolingüística (García Mouton & Moreno Fernández 1988a) y en 1989 anunciamos el inicio de los trabajos (García Mouton & Moreno Fernández en prensa). Las pautas metodológicas que están guiando nuestro trabajo quedan resumidas a continuación.

Las características de los informantes urbanos vienen determinadas por un muestreo no probabilístico, por cuotas proporcionales a la población. Se trabaja con cuatro variables sociales - sexo, edad, nivel de instrucción y barrio -, si bien son las tres primeras las que se manejan en los muestreos iniciales. Los grupos de edad que se tienen en cuenta son cuatro: 1» generación, menores de 20 años; 2» generación, entre 21 y 35 años; 3» generación, entre 36 y 55; 4» generación, mayores de 56 años. Por otro lado, se distinguen tres niveles de instrucción: 1¼, sin estudios o con estudios primarios; 2¼, con estudios secundarios; 3¼, con estudios superiores. El tamaño de la muestra responde al 1/3.000 del total de la población de cada ciudad, lo que proporciona un número de informantes suficiente y manejable para el posterior análisis de la conducta lingüística.

En el proceso de selección de los informantes de la primera muestra, sólo se considera requisito indispensable el cumplimiento de las características de cada cuota. Accedemos a los informantes a través de contactos personales en la ciudad, procedentes de distintos barrios y extracciones sociales. Esos contactos van llevando a los primeros informantes y esos a otros, en una secuencia similar a la de la "bola de nieve" (Noelle 1970, 177 y ss.). Como es habitual en estos casos, las primeras cuotas se cubren fácilmente, pero, a medida que se va cumpliendo el trabajo, es más difícil localizar a las personas con las características concretas exigidas por la muestra.

 

4.- Las encuestas.

Las encuestas sociolingüísticas del ALeCMan destinadas al estudio de la fonética, la morfosintaxis y el discurso se realizan en forma de entrevistas. Con cada informante se mantienen tres conversaciones diferentes, para obtener así materiales correspondientes a tres registros: de formalidad máxima, media y mínima. En el momento de redactar el primer proyecto, planteamos la conveniencia de seguir los métodos propuestos en el PILEI (Lope Blanch 1973, XIV-XV), que, a su vez, tienen como base las investigaciones de la sociolingüística norteamericana. Según esos métodos, los registros más formales se consiguen haciendo leer a los informantes textos y listas de palabras. Ya hemos apuntado en otro lugar que, aunque en general se respetan los principios del PILEI, tal y como se está desarrollando la investigación sociolingüística más reciente, no creemos conveniente seguir considerando los materiales recogidos mediante lectura de textos y listas de palabras como segmentos formales de un continuum diafásico del que también forman parte los datos allegados en conversaciones (Moreno 1990, 65-66). En el ALeCMan cosechamos materiales hablados y leídos, pero estos últimos no se tienen como grados menos espontáneos de una misma escala. Nos servirán para hacer comparaciones con los de otros estudios, pero la escala diafásica atiende exclusivamente a registros hablados, conseguidos a través de conversaciones.

Para el estudio del léxico se ha utilizado la técnica que permite una comparación más fácil con los materiales recogidos en comunidades rurales: se ha redactado un cuestionario reducido (García Mouton & Moreno Fernández 1989), que se completa con ocho informantes, seleccionados entre los que componen la muestra general, atendiendo al sexo y a la edad.

Las encuestas tienen lugar, generalmente, en centros oficiales. Para coordinar el trabajo, se organiza un horario que permita a cada informante mantener las tres entrevistas (una para cada registro) en una sola sesión, de mañana o de tarde, a excepción de aquellas personas seleccionadas también para completar el cuestionario léxico, que dedican una jornada completa de trabajo.

El orden de las entrevistas es siempre el mismo. En primer lugar, se hace la entrevista destinada a obtener un registro de máxima formalidad: se mantiene una conversación semidirigida acerca de la ciudad y sus problemas, ante un magnetófono bien visible (Philips D6530), con una proxémica de despacho. La conversación va precedida de la anotación de los datos personales, de unas pruebas para el estudio de las actitudes lingüísticas ('matched guise') y de la lectura de un texto y de listas de palabras (lectura rápida y lectura cuidada). Tras la primera entrevista se pasa a otra sala, en la que dos de los informantes, moderados por otro investigador, entablan una conversación, que surge espontáneamente o que es sugerida por el moderador. Ante ellos se pone también un magnetófono, más discreto que el primero (SONY TCS-430). De esta forma se pretende conseguir un registro de formalidad media. En estas dos primeras entrevistas, los investigadores disponen de unos impresos en los que pueden anotar cualquier incidencia lingüística o extralingüística que no sea recogida con el magnetófono. Para el registro de formalidad mínima se utiliza otra sala, en la que el investigador no adopta una actitud formal. Allí se mantiene una entrevista grabada por medio de un magnetófono oculto (SONY, con micrófono miniaturizado SONY ECM-144). La duración media de las conversaciones en cada uno de los registros con cada informante es de 30 minutos, lo que da un promedio de 90 minutos por persona.

Se han debatido mucho en sociolingüística los problemas éticos que suponen las grabaciones secretas (Milroy 1987a, 87-93), aunque es cierto que tales problemas parecen plantearse con más facilidad en las comunidades anglosajonas que en las mediterráneas. En el ALeCMan, creemos haber evitado las trabas éticas que pueden presentar las grabaciones secretas amparándonos en cuatro argumentos:

1°. Las entrevistas no se mantienen en el hogar de los informantes, como en otras investigaciones (Milroy 1987b, 40 y ss.; Poplack 1989; Sankoff & Sankoff 1973), sino en un lugar oficial al que acuden voluntariamente.

2°. Los informantes reciben una gratificación económica por prestar su colaboración, de la que dan fe por escrito.

3°. Una vez terminada la campaña de encuestas se remite a los informantes una carta poniéndolos al tanto de la grabación secreta que se ha realizado y de los fines de los materiales registrados. Así mismo se les pide que muestren su disconformidad si lo estiman oportuno.

4°. Garantizamos el anonimato de los encuestados.

 

5.- El corpus sociolingüístico.

Todos los materiales recogidos en las ciudades con metodología sociolingüística se transcriben en ortografía ordinaria. Las transcripciones son hechas por dos personas. Se ha dispuesto un sistema de corrección que creemos suficiente para subsanar los errores y malas interpretaciones: las personas encargadas de transcribir corrigen sus trabajos mutuamente y una tercera los revisa.

Los entrevistas se copian en un ordenador Macintosh SE y se organizan en tres formas diferentes: a) transcripción íntegra de las grabaciones, incluido el discurso del entrevistador; b) transcripción del discurso de cada informante exclusivamente; en el caso de las conversaciones entre dos informantes se numeran los turnos de palabra de cada uno; c) concordancias del discurso de cada informante.

El corpus sociolingüístico del ALeCMan estará dispuesto para su estudio en papel impreso y en disquetes informáticos. Parte de los materiales analizados podrá aparecer en volúmenes suplementarios.

 

6.- Cartografiado de materiales sociolingüísticos.

Entre los problemas técnicos que presenta la incorporación de información sociolingüística a los atlas sobresale, sin duda, el del cartografiado de los materiales.

Como se ha explicado, el trabajo sociolingüístico se plantea de dos maneras diferentes: en los núcleos rurales se encuesta a un hombre y a una mujer (cuestionarios y entrevistas); en los núcleos urbanos se utilizan dos técnicas, según el nivel lingüístico: se graban conversaciones para la fonética, la morfosintaxis y el discurso y se llenan cuestionarios para la recogida de información léxica.

Los datos de valor sociolingüístico recogidos con cuestionario en las comunidades rurales aparecerán cartografiados. En los mapas léxicos se reseñarán las respuestas proporcionadas por cada uno de los informantes en sus respectivos ámbitos. Los mapas fonéticos y morfosintácticos incluirán una sola respuesta por punto cuando coincidan las de los dos informantes. Si las respuestas del hombre y la mujer son diferentes, se cartografiarán. Creemos que siguiendo este criterio la calidad representativa del mapa apenas se verá afectada.

En lo que se refiere a los materiales sociolingüísticos de las ciudades, se utilizarán dos criterios diferentes para reproducir los resultados, dependiendo de la técnica de recogida de datos utilizada. Incluiremos los datos recogidos mediante cuestionario en los mapas. Al tratarse solamente de siete ciudades, las respuestas no tienen por qué sobrecargar en exceso el cartografiado, si bien existe la posibilidad, cuando sea necesario, de que esas respuestas sean anotadas en forma marginal.

El ALeCMan también ofrecerá información sociolingüística referida a la fonética y a la morfosintaxis urbanas (recogida en entrevistas), pero sólo aquélla que presente un interés mayor. Con ese fin realizaremos análisis cuantitativos, cuyos resultados se ofrecerán en láminas complementarias de los mapas. Los análisis se harán mediante los programas informáticos "Golvarb" y "StatView", también para Macintosh.

De esta manera, el lector del atlas dispondrá de un mapa en el que podrá observar la distribución geográfica de un fenómeno (por ejemplo, el debilitamiento de /s/ en posición implosiva) y, junto a él, de una lámina en la que se explicará cuantitativamente la distribución contextual y social de cada una de las variantes encontradas en las ciudades.

 

7.- Conclusiones.

En la actualidad son varias las empresas geolingüísticas que están intentando incorporar la sociolingüística. La forma de resolver los muchos problemas que ello plantea son diferentes y, en líneas generales, puede decirse que todas resultan beneficiosas para la geografía lingüísticas y para un conocimiento mejor de los territorios estudiados. Sin embargo, es frecuente que las soluciones adoptadas en cada momento vengan impuestas por limitaciones de tiempo o de dinero.

En cualquier caso, sea cual sea el camino que los especialistas sigan para enriquecer sociolingüísticamente los atlas, creemos que existen unos principios objetivos que deben tenerse en cuenta para no suscitar otros problemas de mayor envergadura de los que se pretende resolver.

Hay que partir de la idea de que la misión primera de un atlas es ofrecer información fidedigna y rigurosa sobra la variación diatópica en un territorio; los demás intereses son secundarios. Por su parte, sólo la sociolingüística es capaz de proporcionar análisis completos, detallados y rigurosos de la variación diastrática; dicho de manera diferente, la geografía lingüística jamás podrá ofrecer una información comparable a la de un estudio monográfico sobre un solo centro urbano.

En la elaboración de atlas, los factores sociales deben ser manejados con gran seriedad, para garantizar en todo momento la comparabilidad sociológica de los individuos encuestados en cada punto. De no hacerlo así se obtendrá una imagen falseada o deformada del polimorfismo de una comunidad de habla, lejos de las indicaciones de Allières (1954) o de Alvar (1866-67).

BIBLIOGRAFÍA

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* Este trabajo se ha realizado dentro del proyecto de investigación de la CICYT, número PB86-0583.